Antecedentes históricos sobre energías limpias

Antecedentes históricos sobre energías limpias

 

El contexto de limpio, a diferencia del término energía, ha evolucionado en las últimas décadas y ha pasado de ser un adjetivo calificativo a un sinónimo de entereza y perfección.

El adjetivo limpio ha aparecido en documentos oficiales relacionados con la energía desde mediados del siglo XX. Entonces sólo se utilizaba como adjetivo calificativo de propuestas, con una visión de pureza totalmente antropocéntrica. Es decir, que era limpia siempre y cuando no le ocasionase un daño directo al ser humano. Algunos ejemplos:

  • A partir de la controversia nuclear, desatada por sobrevivientes de las bombas de la segunda guerra mundial a mediados de la década de 1950, se empezó a cuestionar la limpieza de la energía nuclear (Lapp, 1974).
  • Desde la década de 1970, el término clean fue relacionado con combustibles que surgían como alternativa, producidos a partir de la gasificación del carbón. SYNGAS (Hidrógeno + Monóxido de Carbono) (Schindler, 1979).
  • Basados en la Fischer-Tropsch conversion, en los ochenta, los EE.UU. empezaron a invertir en las tecnologías de carbón limpio, una forma de producir energía que utilizaron los alemanes en la guerra, y la base de las energías renovables a partir de biomasa. Ahora se conoce como conversión catalítica (USDE, 2008). También en esta época, se utiliza como complemento a las ideas de desarrollo y producción.

El cambio de significado se dio a finales de los ochenta. En este momento, el término sostenible/sustentable/durable (castellano/inglés/francés respectivamente) crece en popularidad con la aparición del Informe Brundtland en 1987 y el Libro Verde en 1990 (Naredo, 1995). En este último, ya aparecen términos como combustión y tecnologías limpias, aunque siempre referidos a la energía sostenible (C.C.E., 1990).

En 1997, el Protocolo de Kyoto establece el «mecanismo para un desarrollo limpio», sellando así un acuerdo que permite a los países desarrollados invertir en países en vías de desarrollo, para reducir sus emisiones de una manera más económica que en su propio país (U.N., 1998).

El término de energía limpia se utiliza por primera vez de manera oficial a principios de 2001, en la campaña de Greenpeace llamada Clean Energy Now. En febrero de 2002, la California Power Authority (CPA), lanza el plan de inversión para recursos energéticos Clean Growth: Clean Energy for California's Economic Future (Greenpeace, 2008). A partir de 2002 se empezó a acuñar el término de manera global. Surgen empresas (tanto de carácter privado como público), eslóganes y campañas publicitarias que promueven combustibles y tecnologías olvidadas, como la nuclear, el hidrógeno, el carbón y la biomasa; que, a día de hoy, están muy lejos de la pureza que predican.